
Este pórtico del Erecteion me maravilló desde que hace muchos años lo descubrí en los libros de texto.
Hoy día lo veo con otros ojos, y aparte de su incomparable belleza y de lo sorprendente que puede resultar la sustitución de las columnas por las elegantísimas korai (muchachas), para mí simboliza (seguro que el escultor no compartiría mi opinión) lo que tantas y tantas mujeres han hecho a lo largo de la historia: sostener una pesada carga y, a la vez, seguir manteniendo el tipo.
David ha estado aquí.