
En el Algarve pueden encontrarse calas como esta. El color verde de la gran ola que rompe en la playa es auténtico, puedo asegurar que no lo he tocado con el Photoshop.
Vista de los acantilados desde el Cabo San Vicente, el fin del mundo portugués (más allá no hay nada, sólo el océano). La foto está tomada desde el interior del recinto del faro que hay en el cabo, mirando hacia el nordeste.
Atardecer en una tranquila callejuela de Tavira, en el Algarve (Portugal).
Sí, merece la pena subir a la torre de la catedral de Faro, en el Algarve, para contemplar imágenes como esta. En primer término tenemos algunos de los edificios históricos de Vila Adentro (el barrio intramuros de Faro). Al fondo, las marismas del Parque Natural de Ria Formosa.
Capilla en Faro, en el Algarve portugués, que forma parte del complejo de la Sé (catedral).
Catedral de Faro, en el Algarve (sur de Portugal). Merece la pena subir a la torre para contemplar el paisaje que desde allí se divisa.
Los portugueses han sido siempre muy aficionados a decorar sus capillas con huesos humanos.
Alicia Lozano Durán nos envía esta foto del río Gilao, en Tavira (Portugal), y nos dice: «Una forma ideal de conocer Tavira es dar un agradable paseo a la orilla del río Gilao al atardecer, el lugar perfecto para comenzar a apreciar la belleza del Algarve y comprender por qué este lugar sirvió de inspiración a numerosos poetas y pintores antaño».
Vila Adentro es la ciudad vieja de Faro, de trazado árabe y medieval. Se llama así porque es la parte de la actual ciudad que está dentro del recinto amurallado.
Tavira es la primera de las ciudades que, como cuentas de un rosario, jalonan la costa del Algarve (Portugal) de Este a Oeste.
El viejo Algarve (el de siempre, el auténtico, el de las chimeneas y las veletas con el gallo en los tejados) se asoma en Albufeira por encima del nuevo Algarve diseñado a la medida del turismo británico.