El río Tinto
La cuenca minera de Riotinto, en Huelva (Andalucía, España), es un destino frecuente para los aficionados a la fotografía. Y es fácil adivinar por qué.

Aunque no siempre está igual de rojo, el río Tinto hace honor a su nombre: es un río rojo.
A veces el color de sus aguas no es tan intenso. En mi anterior viaje a la comarca de Riotinto, el río llevaba más agua y el color de ésta era más apagado. El tono rojizo se debe a la concentración de minerales que poseen las aguas del río (hay quien dice que debido a la actividad minera que se ha llevado a cabo en la comarca desde tiempos inmemoriales; hay quien dice que el río acarrea los minerales de forma natural).
Por cierto, desde mi último viaje algo ha cambiado: la actividad minera se ha reanudado en Cerro Colorado. La imagen que puede verse desde el mirador, con los camiones transitando por el enorme agujero que parece sacado de una película de ciencia ficción, es aún más impresionante que antes.

El Parque Minero de Riotinto
Por lo demás, todo sigue igual. El museo del Parque Minero de Riotinto sigue mostrando la historia de la actividad minera en la zona, desde los tiempos de Roma (se muestran hallazgos de ese periodo) hasta la época moderna, cuando el capital inglés la reactivó e inició la era de la minería a cielo abierto que iba a transformar dramáticamente el paisaje.

Y continúa funcionando el ferrocarril minero, que, con locomotoras y vagones de los que utilizaba la antigua compañía, restaurados para este fin, y utilizando algunos kilómetros de su trazado ferroviario, te permite viajar durante hora y media (contando ida y vuelta) a lo largo del río rojo. Verás paisajes sorprendentes. La huella de la revolución industrial.

La herida abierta por el río en los bosques de pinos, que han sustituido a la vegetación autóctona.