Tailandia y Camboya

Relato de Paco Lozano publicado originalmente en Viajesyfotos.net

Enero, una vez pasadas las navidades, es un mes estupendo para viajar a Tailandia y Camboya: no llueve, y todavía no ha llegado el período más caluroso y seco que comienza en marzo. Temperatura de verano y sin lluvias en pleno invierno europeo, ¿qué más se puede pedir?

Tailandia

Bangkok

El 21 de enero de 2017 tomamos el avión rumbo a Bangkok, con escala en Estambul. En la tarde del 22 estábamos en nuestro hotel, en Silom (centro moderno de la capital tailandesa). Atardecía cuando pudimos salir a tomar contacto por vez primera con la ciudad: intenso tráfico, contaminación, tuk-tuks, un templo hindú, centros comerciales…

El siguiente día íbamos a aprovecharlo bien. Empezamos por visitar Wat Traimit, llamado el Templo del Buda de Oro por contener una estatua de Buda de oro macizo. Ante la entrada del templo se alza una fotografía de grandes dimensiones del ex rey, muerto hace más de tres meses pero muy presente en Tailandia (que guarda oficialmente luto por él).

Viaje a Tailandia
El Gran Palacio de Bangkok

Luego visitamos el Gran Palacio Real de Bangkok, un extenso y lujoso conjunto arquitectónico que incluye el templo Wat Phra Kaew, llamado el Templo del Buda de Esmeralda porque es la sede de esta famosa figura, que por cierto no es de esmeralda sino de jade verde. El interior del palacio propiamente dicho no pudimos verlo, al estar cerrado por el luto. Sorprendía ver la cantidad de tailandeses que visitaban el recinto totalmente vestidos de negro, un luto probablemente no del todo espontáneo (incluso a nosotros nos habían recomendado vestir de negro y/o blanco, porque, nos dijeron, los colores alegres se consideraban una falta de respeto; tuvimos ocasión de comprobarlo al ver la reacción que provocaba en los guardias la indumentaria poco luctuosa de alguna turista).

Wat Phra Kaew

Para finalizar la mañana, visitamos el Wat Pho (Templo del Buda Reclinado), que contiene un gigantesco Buda, recubierto de pan de oro, de 46 metros de largo y 15 de alto.

El Buda reclinado

No estuvo mal para una sola mañana.

Dedicamos la tarde a caminar por la ciudad. Visitamos algún templo de menor importancia (eso sí, sin la presencia de turistas, lo que siempre es de agradecer), y recorrimos la bulliciosa Chinatown (que por supuesto, es el barrio chino).

Barrio chino de Bangkok

En la mañana siguiente caminamos hasta el muelle central para subir por el río Chao Phraya hasta la altura del centro histórico (ya dije que nuestro hotel estaba en Silom, en el centro moderno). Tomamos un barco de bandera azul (es decir, turístico; las diferentes líneas del servicio de transporte Chao Phraya Express Boat se distinguen por el color de sus banderas), que nos dejó en la otra orilla del Chao Phraya, en el muelle del Wat Arun. Después de visitar este importante templo cruzamos el río hasta la zona del Palacio Real, vagabundeamos por el centro histórico, comimos algo frente al río y continuamos hasta Chinatown y, luego, hasta nuestro hotel. Cenamos en la zona de Silom.

Ayutthaya y Sukhothai

El día 25 de enero partimos por carretera hacia Ayutthaya, la que fuera capital de Siam desde el siglo XIV al XVIII, cuando fue destruida por el ejército birmano. Visitamos las impresionantes ruinas de la antigua capital. Luego, partimos hacia Lopburi para ver el llamado Templo de los Monos, y continuamos hasta Phitsanulok. En esta úlltima localidad dimos un paseo nocturno para visitar algunos templos.

Ayutthaya

El día 26 visitamos el Parque Histórico de Sukhothai, que muestra, entre palmeras y lagos, los restos de la que fuera capital del Reino de Sukhothai en los siglos XIII y XIV. Nótese que la capitalidad fue desplazándose de norte a sur con el paso de los siglos. En Sukhothai tuvimos ocasión de ver el gran Buda blanco de Wat Si Chum.

Parque Histórico de Sukhothai

Luego, de camino hacia Chiang Rai, hicimos una parada en el lago Phayao.

Chiang Rai

En la mañana del día siguiente viajamos hasta el distrito de Mae Chan, al norte de Chiang Rai, donde uno puede hacerse una idea de cómo vivían (y hablo en pasado, porque lo que ahora se ve no pasa de ser un escaparate para el turismo) los miembros de las tribus que llegaron a Tailandia desde Birmania. Es una visita prescindible.

Luego nos dirigimos al llamado Triángulo de Oro, en el que el río Mekong hace de frontera entre Laos, a una orilla, y Birmania (Myanmar) y Tailandia, a la otra. La zona vivía en el pasado de la producción y el contrabando de opio. Ahora es uno de los clásicos del turismo en Tailandia.

El Triángulo de Oro

Desde las alturas, contemplamos el famoso triángulo y visitamos un curioso templo, que no sale en las guías: el Wat Phra That Phu Khao. Luego visitamos el Museo del Opio. Por último, tomamos un barco para cruzar el Mekong hasta territorio laosiano, donde hay un mercadillo para turistas de visita en Tailandia. Se trata de un mercadillo de falsificaciones, sin ningún interés. Nosotros nos limitamos a dar un paseo por el mercadillo y la ribera del Mekong. Un compañero de viaje no muy avisado, en cambio, decidió comprar una tarjeta de memoria de 16 Gb para su cámara. Pagó, y se dio cuenta de que le habían entegado a cambio de su dinero un envase vacío. Protestó y, no sé cómo, le convencieron de que pagara la diferencia para comprar una de 32 Gb. Luego, en el coche, se deshizo en maldiciones cuando comprobó que la tarjeta que contenía el envase era en realidad de 16 Gb. Ya dije que no era muy avisado. Lo que nunca averiguaré es si al menos la tarjeta era auténtica, o (como es probable) se trataba de una falsificación.

Por la tarde dimos un paseo en barca por el río Kok. Luego caminamos desde el hotel, que está a la orilla del río, hasta el centro de la ciudad; paseo no muy agradable, por cierto, por la inexistencia de aceras en las calles. Nos habían dicho en el hotel que los templos cerraban a las cinco, pero no tuvimos problema para visitar un hermoso templo budista en el centro de la ciudad. Volvimos al hotel en tuk-tuk.

Chiang Mai

A la mañana siguiente partimos hacia Chiang Mai, con una parada intermedia para visitar el barroco y blanco Wat Rong Khun (un templo moderno, que todavía no está terminado).

Wat Phra That Doi Suthep

Luego, ya en Chiang Mai, subimos hasta el Wat Phra That Doi Suthep, encaramado en una montaña cercana a la ciudad. Se trata de un suntuoso templo budista cuyo origen se remonta al siglo XIV.

El 29 de enero partimos hacia un centro de adiestramiento de elefantes. Allí paseamos a lomos de elefante por el cauce de un pequeño río, y contemplamos una exhibición en la que los elefantes bailaban, jugaban al fútbol e incluso pintaban cuadros. Mejor no pensar en lo que les habrían hecho a los pobres elefantes para «enseñarles» a hacer todas esas cosas.

Wat Chedi Luang

Por la tarde, recorrimos el casco histórico de la fascinante ciudad de Chiang Mai, que aún conserva parte del muro y del foso que la rodeaba para protegerla de las incursiones birmanas. Si vas a Chieng Mai, no dejes de recorrer Rachadamnoen Road, la calle llena de sabor y de templos budistas que cruza la antigua ciudad amurallada de este a oeste. Es la calle en la que tiene lugar cada tarde de domingo el Sunday Market. Empezando por el extremo occidental, nosotros visitamos primero el Wat Phra Singh, construido en el siglo XIV (aunque ha sido restaurado varias veces a lo largo de los siglos). Luego nos encaminamos al Wat Chedi Luang, de la misma época, que en el siglo XV albergó por un tiempo al Buda de Esmeralda. Cerca del Wat Chedi Luang está el encantador templo construido en madera de teka llamado Wat Phan Tao, que, por supuesto, también visitamos.

Wat Phan Tao

Al día siguiente tomamos un vuelo de Bangkok Airways con destino a Siem Reap, en Camboya.

Camboya

Siem Reap

El 31 de enero comenzamos la visita de los templos de Angkor. Empezamos por Ta Prohm, llamado «el Templo de las Raíces» porque fue elegido para dejarlo como muestra del estado en que se encontraban los templos de Angkor antes de ser rescatados de la selva que los había engullido. Ta Prohm es un sugerente templo jemer del siglo XII, pero cuando lo visitamos estaba abarrotado de turistas, todos con la pretensión de fotografiarse ante las ruinas. Una pena.

Después nos dirigimos a Angkor Thom, la ciudad real fortificada construida por el rey jemer Jayavarman VII a finales del siglo XII. La amplitud de Angkor Thom, que cubre un área de 9 km², diluyó la aglomeración de turistas que habíamos sufrido en Ta Prohm. En el centro de Angkor Thom visitamos el impresionante templo Bayón. También recorrimos las terrazas de los Elefantes y del Rey Leproso.

Viaje a Camboya
Templo Bayón

Luego nos dirigimos al más famoso de todos los templos, Angkor Wat, el templo hinduísta más grande y mejor conservado de todos los de la zona de Angkor. Angkor Wat fue el centro político y religioso del imperio jemer desde su construcción, a principios del siglo XII, hasta el traslado de la sede real jemer al Bayón. Está considerado como la mayor edificación religiosa jamás construida.

Angkor Wat

Esa noche bajamos a pasear por el animadísimo centro de Siem Reap y visitamos el Night Market.

El 1 de febrero continuamos la visita de los templos de Angkor. Primero fuimos al templo hinduísta Banteay Samré, del siglo XII. A continuación al Banteay Srei, precioso templo hinduísta del siglo X construido en piedra arenisca rojiza, de pequeñas dimensiones y con relieves y esculturas trabajadas al detalle.

Luego fuimos al Preah Ko, del siglo IX (se ve que íbamos retrocediendo en el tiempo). El Preah Ko, construido en la desaparecida ciudad de Hariharalaya (en la zona que hoy se llama Roluos), está integrado por seis torres de ladrillo, dispuestas en dos filas y agrupadas en una única terraza. A continuación, siguiendo en Roluos, visitamos el Bakong, también del siglo IX, en cuyo centro se alza una pirámide con cinco niveles. Por último, visitamos el Lolei, también hinduísta y de la misma época, que estaba en restauración, totalmente cubierto de andamios y lonas.

Tonlé Sap

El 2 de febrero, último día de nuestro viaje, nos desplazamos hasta el lago Tonlé Sap para visitar uno de sus famosos (y turísticamente sobreexplotados) pueblos flotantes. Tonlé Sap es la mayor extensión de agua dulce del sudeste asiático y posee una gran riqueza pesquera. Ha sido declarado reserva de la biosfera por la Unesco. Durante la estación seca, el lago es más bien pequeño, pero en la temporada de lluvias aumenta más de diez veces su tamaño. Para adaptarse a las variaciones en el nivel del agua y en la extensión del lago, la gente que vive de él, que mayoritariamente es de origen vietnamita, habita en casas flotantes. Su medio de vida fundamental es la pesca, y utilizan el agua del lago para bañarse, lavar la ropa o beber. Disponen de generadores eléctricos, y cuentan con escuelas, templos y comercios.

Tonlé Sap: casas flotantes

Nos embarcamos en una de las típicas embarcaciones que se dirigen mediante un sistema de cuerdas para llegar hasta el pueblo flotante de Chong Kneas, atravesamos una zona de manglares, vimos un criadero de cocodrilos (en una «casa» flotante, como todo allí)… pero lo más interesante fue asomarse al particular modo de vida de la gente del lago.

Esa tarde tomamos el avión de vuelta hacia casa, vía Bangkok y Estambul.