
El Monasterio de San Antonio el Real fue construido en 1455 como palacio de recreo, en un bosque cercano a la ciudad de Segovia, por Enrique IV de Castilla.
Pronto se convirtió en un convento. La reina Isabel La Católica lo cedió a las monjas Clarisas, con lo que paso a ser un convento de clausura, situación que ha durado hasta nuestros días.
Gracias a su status ininterrumpido de convento de clasura, el monasterio ha conservado intactos sus tesoros, entre ellos sus magníficos artesonados mudéjares, como el que vemos en la foto (perteneciente a la Sala Capitular).