
Paseando al atardecer por la costa marsellesa podemos contemplar el sombrío perfil del Château D´If. Construído en el siglo XVI como fortaleza defensiva, pronto pasó a convertirse en una prisión debido a su situación estratégica (en una pequeña isla en el centro de la bahía), que hacía difíciles los intentos de fuga. En el siglo XIX, el castillo se hizo mundialmente famoso al formar parte de la trama de «El Conde de Montecristo», de Alejandro Dumas.